ENTREVISTA: JAIME FARRIOL (2012)

(Entrevista realizada en mayo de 2012)

DEBE SER EL VALDIVIANO MÁS CONOCIDO O AL MENOS EL MÁS IDENTIFICABLE. EN SU ROL DE EMPRESARIO CREÓ VARIOS LOCALES EMBLEMÁTICOS DE LAS DÉCADAS DE LOS ‘80 Y ‘90.
HACE 4 AÑOS SUFRIÓ UN INFARTO CEREBRAL QUE EN LA ACTUALIDAD LO TIENE MENOS INQUIETO Y ALEJADO DE LOS NEGOCIOS: “HOY DÍA ESTOY TRANQUILO, RELAJADO, NO QUIERO EMPRENDER NADA”, SEÑALA.


Acordamos juntarnos en el Café Palace un mediodía de fines de mayo. Ahí, en el último rincón de la barra se distingue fácilmente a Farriol. Su melena hasta el hombro y su inconfundible facha lo hacen sobresalir del resto de los parroquianos.
Es de respuestas breves y de conversación informal y relajada. Sabe que es una persona conocida, pero deja en claro que por sobre todo es un tipo normal, como cualquier otro. Esta notoriedad no le incomoda y asegura que no le ha generado ningún tipo de inconveniente: “nunca he tenido mayores dificultades por esta situación, por lo menos no he tenido problemas con nadie”.
Jaime Farriol Farré llegó a este mundo el 23 de diciembre de 1948, en Valdivia. Sus estudios básicos y medios los cursó en el Instituto Salesiano, con un intermedio de un año en otro colegio de la misma congregación, pero de Barcelona. “En 1958 nos fuimos con mis papás y hermanos a vivir a España. Fue una bonita experiencia, pero sólo nos quedamos un año y regresamos”, cuenta.
Al finalizar el colegio entró a estudiar Pedagogía en Matemática y Física en la Universidad Austral, carrera que al poco tiempo abandonó para cursar, en 1966, Construcción Naval y Mecánica en la Universidad Técnica de Valdivia, estudios que no finalizó.
Su primer trabajo remunerado fue como administrador del restorán del Centro Español, entre 1968 y 1970. Entre medio se instaló con la Discotheque Paranoia, ubicada en calle Independencia. “Esto fue en 1969 y duró un año en donde estaba antiguamente La Protectora. Fue una buena experiencia. En ese entonces había unos veinte locales del rubro en la ciudad”, comenta quien luego de este emprendimiento se incorporó al negocio familiar, el Café Palace.
A mediados de la década de los 70 crea un verdadero clásico que cautivó a más de una generación: el Palacito. De este local de entretenimiento, Jaime recuerda que “en 1976 compré las máquinas flipper y nos instalamos con tres locales aquí en Valdivia, también tuvimos en La Unión, Temuco, Río Bueno, Lanco y Osorno. Fue un negocio muy productivo hasta que llegaron las máquinas chinas y empezó a decaer un poco la cosa. Pero al final vendí todo. Estuvimos con el Palacito hasta 1992 más o menos”.
Otra de las tantas apuestas comerciales de Farriol fue el Video Club Palace, que proveía de películas a los entusiastas del séptimo arte en la Galería Nass y en calle Independencia. “Fue un negocio que se desarrolló en el momento justo, y por lo tanto dio muy buenos resultados. Tuvimos sucursales también en Temuco y Osorno, hasta que se acabaron los VHS y llegó el boom de los DVD”.
En 1992 levanta en General Lagos la emblemática discotheque Scanners, que acogió hasta el 2007 a los noctámbulos locales, y que hizo trasnochar más de la cuenta a su propietario.

-Estuvo varios años a la cabeza de la Scanners, por lo mismo se le asociaba con la vida nocturna y con la bohemia…
“Sí, exactamente. Me gustaba la noche, pero también me provocó un infarto cerebral hace cuatro años”.

-Un grave problema de salud… ¿Puede dar más detalles al respecto?
“Estábamos acá en el café, y como a la una me empecé a marear. Mi mamá me vio mal y me llevaron enseguida a la clínica, donde me vio un médico y me dijo que tenía un infarto cerebral. Tuve que ir a Santiago, al hospital de la Católica a tratarme. Por lo menos ahora estoy bien, claro que tuve que estar dos años y medio yendo a la clínica porque no podía hablar. Ahora todavía me cuesta un poco hablar y se me olvidan un poco las cosas, pero estoy mucho mejor”.

-Imagino que este infarto cambió su manera de ver la vida, de vivirla
“Claro que sí, ahora estoy más tranquilo. Igual salgo en la noche, pero mucho menos que antes. Antes salía todos los días y ahora sólo una vez a la semana, dos veces como máximo. Trasnochaba mucho y el cigarro también me pasó la cuenta”.

-¿En qué está hoy día Jaime Farriol, qué actividades ocupan su tiempo?
“No hago nada… Hoy día estoy tranquilo, relajado, no quiero emprender nada. A lo mejor el día de mañana haga algo, pero no tengo idea de lo que pueda pasar en el futuro. Con las cosas que hice anteriormente, los negocios, hoy puedo vivir bien”.

APASIONADO DE LA MÚSICA Y EL DEPORTE

“Farriol es un amante del deporte y ha estado involucrado desde siempre como espectador y también como dirigente. “Fui parte de la directiva de Deportes Valdivia, en 1983, cuando empezó el fútbol acá”, señala.
Agrega que “la edad de oro del basquetbol local fue en el tiempo del Provincias del Sur, en los años 1965 hasta más o menos 1995, porque ahora el básquetbol está en baja, en todas partes. Yo fui a todos los campeonatos Provincias del Sur, desde Concepción hasta Osorno. Estuve veinticinco años viajando de aquí para allá.
Me gusta ir al básquetbol, y también me gusta ir al fútbol. He ido al Campeonato Mundial de Fútbol de España, el ‘74 fui al mundial de Alemania, el ’86 al de México, el ‘98 al de Francia. Este último fue el mejor, con la participación de Chile, fue espectacular”.
Pero el deporte no es su única pasión, también lo es la música, el rock. “Yo formé parte del grupo Vaff y tocábamos en varias partes, como el coliseo, en matrimonios, en pubs, etc. Fue una época muy bonita, lamentablemente murió el guitarrista de nosotros que era el capo de la música, Víctor Biskupovic. Nuestro repertorio era el rock, canciones de los Beatles, de Elvis, música antigua”, comenta.


INCONFUNDIBLE LOOK

-Su forma de vestir es una característica que lo identifica inmediatamente… Muchos se preguntan dónde compra su ropa
“Bueno, antes la compraba en España y en Argentina. Hoy compro harta ropa en Santiago. Mi mamá desde cabro chico me vestía de punta en blanco. Siempre me ha gustado vestir bien”.

-¿Y el pelo largo desde cuándo?
“Desde que salí del colegio, claro que ahora estamos medios canosos y un poco pelado”.


LAS PENAS Y ALEGRÍAS

Al ser consultado por el dolor más grande que le ha tocado sobrellevar, inmediatamente responde que la pérdida de su padre y hermana. Sobre las alegrías y la dicha, manifiesta que “por lo menos estoy con mi mamá y con mi hermano. Vivir en Valdivia es gratificante, porque hay gente que se va de la ciudad y uno no los ve nunca más; yo por lo menos veo todos los días a mi mamá y mi hermano”.

EL FLAMANTE AUTO ROJO

A principios de los ochenta Jaime Farriol no pasaba inadvertido. Conducía un flamante deportivo que llamaba poderosamente la atención y que era todo un lujo para la época. Al respecto señala que “era un Mazda RX 7, del año 1982. Era bonito el auto y lo compré cuando estaba en exposición en la Fisa. Lo vendí hace unos siete años atrás”.